lunes, 1 de julio de 2013

Adaptación del cuento


Hace mucho tiempo, en un lejano país,dos reyes muy jóvenes, guapísimos, y envidiados por su belleza, la más envidiada era la reina pues esta tenía una larga melena rubia y rizada, tenía también un cuerpo precioso y su cara parecía la de una muñeca. Estos reyes eran muy valientes y estaban muy enamorados.
Los reyes eran muy felices en el precioso palacio en el que vivían rodeados de verdes jardines con flores de todos los colores, pero les faltaba tener una cosa para poder ser felices del todo, querían un hijo. Todos sus amigos príncipes, princesas reyes y reinas de los reinos más cercanos tenían hijos, y ellos necesitaban un hijo o una hija para que cuidara el reino cuando ellos no estuvieran, Por fin la reina se quedó embarazada, esta noticia hizo muy felices a todos los habitantes del reino ya que el rey y la reina habían esperado este momento muchísimo tiempo.
Después de 9 meses los reyes tuvieron una niña preciosa, con la mejillas sonrojadas, y unos ojos azules como el mar que podría ver desde su ventana. Al contrario que su madre ella tenía un pelo castaño y liso en eso se parecía a Alejandro su padre el rey. Decidieron llamarla Alba, ya que su piel era blanca como y brillante como un amanecer. Pero pasaban los días y los meses y la reina no se recuperaba del parto cada día estaba más cansada y frágil y a penas podía levantarse a mirar el mar desde la ventana, cosa que a ella le encantaba desde niña.
Un día los médicos de la corte le dijeron al rey Alejandro que su esposa iba a morir, que estaba ya muy débil y que le quedaba muy poco, que lo mejor sería que se despidiera de ella porque ya no le quedaba mucho tiempo. Así fue, Alejandro fue a ver a la reina que estaba muy cansada, ésta le dio un colgante con tres colgantes una medallita de la virgen, una figura pequeña de una rueca y su anillo de bodas. La reina le pidió que cuando Alba tuviera una edad suficiente para valorar las cosas se lo diera.
Dale esto a ella, como ya te he dicho cuando tu consideres que la niña vaya a valorarlo, y tu por favor casate, nuestro reino necesita herederos, así que en cuanto puedas casate, sólo te pido que tu futura esposa sea buena contigo y con Alba, que sea sana y más guapa que yo. La reina murió al día siguiente dejando muy triste a Alejandro.
Alejandro veía como Alba crecía y jugaba en los preciosos jardines de palacio. Cuando Alba cumplió Siete años Alejandro le regaló un perro llamado Moncho y decidió que era el momento de entregarle el colgante de su madre. Alba se puso muy contenta pues ella se acordaba mucho de su madre y siempre había querido un perro con el que jugar ya que no tenía hermanos ni hermanas y allí a veces se sentía muy sola. Desde ese día Alba salía a jugar a todos los días al jardín con Moncho y llevaba siempre la cadena dentro de la ropa.
Entonces un día el Consejero Mayor le recordó a Alejandro la promesa que le había hecho a su esposa, debía de casarse pues el reino necesitaba herederos. Alejandro conoció muchísimas reinas y princesas pero ninguna cumplía las características que la reina había puesto. Decidieron mirar en reinos más lejanos pero tampoco había suerte. Entonces se les ocurrió que podían intentar conociendo a la gente del pueblo. Pues Alba ya tenía quince años.
Por fin conoció a Claudia una chica muy simpática, deportista, y atenta. Claudia se preocupaba siempre de que Alba y Alejandro estuvieran cómodos y fueran felices jugaba con Alba y con Moncho a toda clase de juegos y enseñá a Alba multitud de cuentos y canciones.
El rey Alejandro decidió que Claudia tenía que ser su nueva esposa y por eso decidió hablar con Alba ya que pensaba que a ella le gustaría ser la madrina de la boda. Realmente a Alba no le hizo mucha gracia ya que ella no quería que sustituyeran a su mamá pero fingió estar muy emocionada porque era lo que a su papá le hacía feliz.
Alba aceptó ser la madrina de la boda pero con la condición de que le consiguieran tres vestidos muy especiales, un vestido tan dorado como el sol, un vestido tan plateado como la luna y un vestido tan brillante como las estrellas. Mientras Alba no los tuviera no pensaba ser madrina en ninguna boda. Así se hará dijo Alejandro.
Al cabo de seis meses Alba ya tenía los vestidos en el palacio pero seguía sin estar de acurdo con la boda por lo que le pidió a Alejandro un abrigo muy especial, un abrigo que estuviera hecho con un trocito de piel de todos los animales del mundo. Así se hará dijo Alejandro y mandó a algunos de sus hombres a buscar por todo el mundo y a cazar animales para poder conseguir los animales de la tierra y poder hacer el abrigo. Tardaron más o menos tres años en hacer un abrigo tan especial, para cuando acabaron Alba ya tenía diecinueve años. Su padre quería casarse con Claudia todavía, entonces Alba decidió escribirle una carta a su padre explicándole el por qué de su huida. Decidió meter sus tres vestidos en una maleta ponerse el abrigo y salir huyendo del palacio.
Alba decidió esconderse entre los árboles ya que el abrigo la cubría entera de y con el estaba caliente y evitaba el frío que hacía fuera en el bosque, Alba se dio cuenta de que ahora estaba sola en el bosque y tendría que buscarse la vida ella sola. Durante unos días se escondió en los árboles caminando sin saber a donde ir, ni donde buscar alimentos.
Una tarde cuando se estaba recolocando el vestido para salir a andar escuchó unas voces y tuvo miedo de que fueran los soldados de su padre Alejandro y su nueva madre Claudia. Alba se dio cuenta de que no eran cazadores, ni hombres de su padre por lo que les pidió ayuda, estos llevaron a Alba a un castillo lejano, le pusieron el nombre de “Toda Clase De Pieles” ya que ella no quería decir ni como se llamaba, ni de donde venía para que no avisaran a su padre.
Alba no sabía hacer nada, pues en el palacio se lo hacían todo, pero el cocinero de palacio un hombre joven que siempre había trabajado solo necesitaba un ayudante por eso decidieron que Alba ayudara en la cocina. Al cocinero al principio no le gustó mucho pero en poco tiempo se dio cuenta de que Alba era una chica muy espabilada y que en seguida aprendía y por eso la cogió mucho cariño.
Alba siempre iba con su abrigo de toda clase de pieles. Prefería que la tomaran por loca, antes de que alguien descubriera quien era y avisaran a Alejandro y Claudia porque ella no era feliz en ese palacio. El caso es que Alba veía al príncipe, Daniel y le gustaba y se iba enamorando de él según pasaba el tiempo.
La reina decidió que Daniel debía casarse ya y por eso iban a hacer tres días de baile para , para que Daniel eligiera entre todas las jóvenes que iban a ir al baile una esposa.
Cuando llegaba la primera noche del baile, después de haber hecho ya toda la comida y todo lo que había que hacer, Alba le dijo al cocinero; Que nunca había visto un baile que la dejara subir que ella se escondería tras una cortina que le gustaría ver como vestían las princesas. Y el cocinero aceptó pero le dijo que cuando se fuera la gente Daniel se iría a sus aposentos y que ella debía llevarla un caldo. Alba le dijo que no se preocupara.
Entonces Alba subió corriendo a su habitación, se quitó el abrigo de toda clase de pieles, se cepilló el pelo, se limpió la cara que la tenía tiznada de la cocina, se limpió los brazos y las manos, se puso el vestido tan dorado como el sol y bajó a bailar. Daniel la vio y le pareció la mujer más bella que había visto en su vida y empezó a bailar con ella. Bailó con ella a lo largo del baile varios bailes, pero sí que es cierto que tenía compromisos adquiridos y tal.
Cuando se empezaron a ir los invitados a las habitaciones, Alba se fue corriendo a su habitación, se puso su abrigo se tiznó la cara y las manos y se bajó a las cocinas. El cocinero estaba atacado: por favor prepara un caldo para Daniel, que a mí ya no me da tiempo y se lo subes, por favor. Alba preparó un caldo y se lo subió al príncipe, y cuando iba por el camino, se le ocurrió una idea. Se quitó la cadena de oro que llevaba, saco la medallita de la virgen y la echó dentro del bol de la sopa, del caldo. Llamó a la puerta de Daniel, el le recogió el bol, le dio las buenas noches, cerró la puerta y se fue a su habitación y Alba se quedó soñando con que Daniel estaba tomando el caldo que ella había hecho para él con tanto amor, y que qué cara pondría cuando viera la medallita de la virgen. Efectivamente, Daniel se estaba tomando el caldo, le estaba pareciendo buenísimo y notó que había algo ahí que hacía clin clin clin y sacó la medallita y se sorprendió, porque dijo: “¿el cocinero con una medallita de la virgen? Me extraña”. Total, que la dejó encima de la chimenea.
La segunda noche del baile. Alba hizo el mismo proceso, pero esta vez se puso el vestido tan plateado como la luna y le echó la rueca. Cuando Daniel, ya ilusionado, se empezó a tomar la sopa y encontró aquello, ya tuvo la certeza de que el cocinero no lo había puesto, porque la figura de la virgen la podía tener un hombre, pero una figura como la rueca era imposible. Entonces empezó a darle vueltas a la cabeza y a hilar todo.
La tercera noche de baile Alba también le pidió al cocinero asistir, se fue a su habitación y se puso el vestido tan brillante como las estrellas. Con ese vestido es que parecía un ángel, estaba preciosa. Daniel solo bailó con ella aquella noche, estaba pegado a Alba como una lapa. Cada vez que Daniel le intentaba preguntar su nombre, Alba le hacía un quiebro y salía por otro lado. Cada vez que Daniel le quería preguntar de dónde era, Alba hacía un quiebro y salía por otro lado. Daniel estaba indignadísimo.
Cuando Daniel vio que ya se estaba yendo la gente, y que Alba se ponía nerviosa y quería irse, Daniel forcejeó con Alba y Daniel aprovecho para ponerle un anillo a Alba en el dedo. Finalmente la dejó marchar, Alba se fue corriendo a su habitación y se puso el abrigo de toda clase de pieles pero no le dio tiempo a tiznarse la cara y las manos porque tenía que bajar corriendo a la cocina, cuando llegó, el cocinero estaba enfadado, le dijo que hiciera el caldo rápidamente y que se lo subiera a Daniel.
Atacada como iba Alba hizo el caldo y echó dentro la última de las figuras que tenía, lo último que tenía colgado en la cadena que era el anillo de boda de su madre y se lo subió al príncipe, y cuando Daniel abrió la puerta le dijo: que pasara que como era más tarde de lo habitual se iba a tomar el caldo y ya bajaba el bol. Alba le dijo que como quisiera, y entró tapada con su abrigo para que Daniel no la reconociera. Entonces Daniel estaba tomándose la sopa, miraba a Alba y le preguntó si lo había hecho el cocinero, Alba le dijo que si, Daniel le preguntó si no lo habría hecho ella, Alba lo negó, Daniel le preguntó si se le habían caído unos recuerdos familiares en sus caldos. Alba ya no podía más y decidió contarle lo que había sucedido y lo que sentía por el. A Daniel al principio le parecía todo un poco raro pero el también sentía lo mismo por Alba por lo que decidió anunciar su compromiso con ella, al mes siguiente se casaron y tuvieron un hijo y una hija preciosos.


ADAPTACIÓN:
Esta adaptado para niños de entre 5 y 9 años
Para la adaptación he cambiado la expresión y el vocabulario para que sea más apropiado para su edad.
He quitado el incesto y he puesto una madre con la que la hija no es del todo feliz y por eso se va de casa y tiene que buscarse la vida.

También he puesto nombres a los personajes más destacados.  


1 comentario:

  1. Bien.

    El motivo que usas para la huida es egoísta para con el padre y para con Claudia; en un cuento folclórico, esa actitud merece un castigo, no un premio. Que la mayoría de los cuentos folclóricos no tengan moraleja -como mucha gente cree-, no quiere decir que sean amorales. Siguen una lógica básica: una acción positiva se merece un premio; una acción negativa se merece un castigo.

    Por otra parte, piensa en que es una adaptación para peques: les presentas a la princesa con su perrito y a una especie de Mary Poppins encantadora y luego les dices que la chica prefiere irse de casa antes de permitir que su padre y esa joya sean felices. Realmente me parece que no lo van a entender.

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