Hace
mucho tiempo, en un lejano país,dos reyes muy jóvenes, guapísimos,
y envidiados por su belleza, la más envidiada era la reina pues esta
tenía una larga melena rubia y rizada, tenía también un cuerpo
precioso y su cara parecía la de una muñeca. Estos reyes eran muy
valientes y estaban muy enamorados.
Los
reyes eran muy felices en el precioso palacio en el que vivían
rodeados de verdes jardines con flores de todos los colores, pero les
faltaba tener una cosa para poder ser felices del todo, querían un
hijo. Todos sus amigos príncipes, princesas reyes y reinas de los
reinos más cercanos tenían hijos, y ellos necesitaban un hijo o una
hija para que cuidara el reino cuando ellos no estuvieran, Por fin la
reina se quedó embarazada, esta noticia hizo muy felices a todos los
habitantes del reino ya que el rey y la reina habían esperado este
momento muchísimo tiempo.
Después
de 9 meses los reyes tuvieron una niña preciosa, con la mejillas
sonrojadas, y unos ojos azules como el mar que podría ver desde su
ventana. Al contrario que su madre ella tenía un pelo castaño y
liso en eso se parecía a Alejandro su padre el rey. Decidieron
llamarla Alba, ya que su piel era blanca como y brillante como un
amanecer. Pero pasaban los días y los meses y la reina no se
recuperaba del parto cada día estaba más cansada y frágil y a
penas podía levantarse a mirar el mar desde la ventana, cosa que a
ella le encantaba desde niña.
Un
día los médicos de la corte le dijeron al rey Alejandro que su
esposa iba a morir, que estaba ya muy débil y que le quedaba muy
poco, que lo mejor sería que se despidiera de ella porque ya no le
quedaba mucho tiempo. Así fue, Alejandro fue a ver a la reina que
estaba muy cansada, ésta le dio un colgante con tres colgantes una
medallita de la virgen, una figura pequeña de una rueca y su anillo
de bodas. La reina le pidió que cuando Alba tuviera una edad
suficiente para valorar las cosas se lo diera.
Dale
esto a ella, como ya te he dicho cuando tu consideres que la niña
vaya a valorarlo, y tu por favor casate, nuestro reino necesita
herederos, así que en cuanto puedas casate, sólo te pido que tu
futura esposa sea buena contigo y con Alba, que sea sana y más guapa
que yo. La reina murió al día siguiente dejando muy triste a
Alejandro.
Alejandro
veía como Alba crecía y jugaba en los preciosos jardines de
palacio. Cuando Alba cumplió Siete años Alejandro le regaló un
perro llamado Moncho y decidió que era el momento de entregarle el
colgante de su madre. Alba se puso muy contenta pues ella se acordaba
mucho de su madre y siempre había querido un perro con el que jugar
ya que no tenía hermanos ni hermanas y allí a veces se sentía muy
sola. Desde ese día Alba salía a jugar a todos los días al jardín
con Moncho y llevaba siempre la cadena dentro de la ropa.
Entonces
un día el Consejero Mayor le recordó a Alejandro la promesa que le
había hecho a su esposa, debía de casarse pues el reino necesitaba
herederos. Alejandro conoció muchísimas reinas y princesas pero
ninguna cumplía las características que la reina había puesto.
Decidieron mirar en reinos más lejanos pero tampoco había suerte.
Entonces se les ocurrió que podían intentar conociendo a la gente
del pueblo. Pues Alba ya tenía quince años.
Por
fin conoció a Claudia una chica muy simpática, deportista, y
atenta. Claudia se preocupaba siempre de que Alba y Alejandro
estuvieran cómodos y fueran felices jugaba con Alba y con Moncho a
toda clase de juegos y enseñá a Alba multitud de cuentos y
canciones.
El
rey Alejandro decidió que Claudia tenía que ser su nueva esposa y
por eso decidió hablar con Alba ya que pensaba que a ella le
gustaría ser la madrina de la boda. Realmente a Alba no le hizo
mucha gracia ya que ella no quería que sustituyeran a su mamá pero
fingió estar muy emocionada porque era lo que a su papá le hacía
feliz.
Alba
aceptó ser la madrina de la boda pero con la condición de que le
consiguieran tres vestidos muy especiales, un vestido tan dorado como
el sol, un vestido tan plateado como la luna y un vestido tan
brillante como las estrellas. Mientras Alba no los tuviera no pensaba
ser madrina en ninguna boda. Así se hará dijo Alejandro.
Al
cabo de seis meses Alba ya tenía los vestidos en el palacio pero
seguía sin estar de acurdo con la boda por lo que le pidió a
Alejandro un abrigo muy especial, un abrigo que estuviera hecho con
un trocito de piel de todos los animales del mundo. Así se hará
dijo Alejandro y mandó a algunos de sus hombres a buscar por todo el
mundo y a cazar animales para poder conseguir los animales de la
tierra y poder hacer el abrigo. Tardaron más o menos tres años en
hacer un abrigo tan especial, para cuando acabaron Alba ya tenía
diecinueve años. Su padre quería casarse con Claudia todavía,
entonces Alba decidió escribirle una carta a su padre explicándole
el por qué de su huida. Decidió meter sus tres vestidos en una
maleta ponerse el abrigo y salir huyendo del palacio.
Alba
decidió esconderse entre los árboles ya que el abrigo la cubría
entera de y con el estaba caliente y evitaba el frío que hacía
fuera en el bosque, Alba se dio cuenta de que ahora estaba sola en el
bosque y tendría que buscarse la vida ella sola. Durante unos días
se escondió en los árboles caminando sin saber a donde ir, ni donde
buscar alimentos.
Una
tarde cuando se estaba recolocando el vestido para salir a andar
escuchó unas voces y tuvo miedo de que fueran los soldados de su
padre Alejandro y su nueva madre Claudia. Alba se dio cuenta de que
no eran cazadores, ni hombres de su padre por lo que les pidió
ayuda, estos llevaron a Alba a un castillo lejano, le pusieron el
nombre de “Toda Clase De Pieles” ya que ella no quería decir ni
como se llamaba, ni de donde venía para que no avisaran a su padre.
Alba
no sabía hacer nada, pues en el palacio se lo hacían todo, pero el
cocinero de palacio un hombre joven que siempre había trabajado solo
necesitaba un ayudante por eso decidieron que Alba ayudara en la
cocina. Al cocinero al principio no le gustó mucho pero en poco
tiempo se dio cuenta de que Alba era una chica muy espabilada y que
en seguida aprendía y por eso la cogió mucho cariño.
Alba
siempre iba con su abrigo de toda clase de pieles. Prefería que la
tomaran por loca, antes de que alguien descubriera quien era y
avisaran a Alejandro y Claudia porque ella no era feliz en ese
palacio. El caso es que Alba veía al príncipe, Daniel y le gustaba
y se iba enamorando de él según pasaba el tiempo.
La
reina decidió que Daniel debía casarse ya y por eso iban a hacer
tres días de baile para , para que Daniel eligiera entre todas las
jóvenes que iban a ir al baile una esposa.
Cuando
llegaba la primera noche del baile, después de haber hecho ya toda
la comida y todo lo que había que hacer, Alba le dijo al cocinero;
Que nunca había visto un baile que la dejara subir que ella se
escondería tras una cortina que le gustaría ver como vestían las
princesas. Y el cocinero aceptó pero le dijo que cuando se fuera la
gente Daniel se iría a sus aposentos y que ella debía llevarla un
caldo. Alba le dijo que no se preocupara.
Entonces
Alba subió corriendo a su habitación, se quitó el abrigo de toda
clase de pieles, se cepilló el pelo, se limpió la cara que la tenía
tiznada de la cocina, se limpió los brazos y las manos, se puso el
vestido tan dorado como el sol y bajó a bailar. Daniel la vio y le
pareció la mujer más bella que había visto en su vida y empezó a
bailar con ella. Bailó con ella a lo largo del baile varios bailes,
pero sí que es cierto que tenía compromisos adquiridos y tal.
Cuando
se empezaron a ir los invitados a las habitaciones, Alba se fue
corriendo a su habitación, se puso su abrigo se tiznó la cara y
las manos y se bajó a las cocinas. El cocinero estaba atacado: por
favor prepara un caldo para Daniel, que a mí ya no me da tiempo y
se lo subes, por favor. Alba preparó un caldo y se lo subió al
príncipe, y cuando iba por el camino, se le ocurrió una idea. Se
quitó la cadena de oro que llevaba, saco la medallita de la virgen y
la echó dentro del bol de la sopa, del caldo. Llamó a la puerta de
Daniel, el le recogió el bol, le dio las buenas noches, cerró la
puerta y se fue a su habitación y Alba se quedó soñando con que
Daniel estaba tomando el caldo que ella había hecho para él con
tanto amor, y que qué cara pondría cuando viera la medallita de la
virgen. Efectivamente, Daniel se estaba tomando el caldo, le estaba
pareciendo buenísimo y notó que había algo ahí que hacía clin
clin clin y sacó la medallita y se sorprendió, porque dijo: “¿el
cocinero con una medallita de la virgen? Me extraña”. Total, que
la dejó encima de la chimenea.
La
segunda noche del baile. Alba hizo el mismo proceso, pero esta vez se
puso el vestido tan plateado como la luna y le echó la rueca.
Cuando Daniel, ya ilusionado, se empezó a tomar la sopa y encontró
aquello, ya tuvo la certeza de que el cocinero no lo había puesto,
porque la figura de la virgen la podía tener un hombre, pero una
figura como la rueca era imposible. Entonces empezó a darle vueltas
a la cabeza y a hilar todo.
La
tercera noche de baile Alba también le pidió al cocinero asistir,
se fue a su habitación y se puso el vestido tan brillante como las
estrellas. Con ese vestido es que parecía un ángel, estaba
preciosa. Daniel solo bailó con ella aquella noche, estaba pegado a
Alba como una lapa. Cada vez que Daniel le intentaba preguntar su
nombre, Alba le hacía un quiebro y salía por otro lado. Cada vez
que Daniel le quería preguntar de dónde era, Alba hacía un
quiebro y salía por otro lado. Daniel estaba indignadísimo.
Cuando
Daniel vio que ya se estaba yendo la gente, y que Alba se ponía
nerviosa y quería irse, Daniel forcejeó con Alba y Daniel aprovecho
para ponerle un anillo a Alba en el dedo. Finalmente la dejó
marchar, Alba se fue corriendo a su habitación y se puso el abrigo
de toda clase de pieles pero no le dio tiempo a tiznarse la cara y
las manos porque tenía que bajar corriendo a la cocina, cuando
llegó, el cocinero estaba enfadado, le dijo que hiciera el caldo
rápidamente y que se lo subiera a Daniel.
Atacada
como iba Alba hizo el caldo y echó dentro la última de las figuras
que tenía, lo último que tenía colgado en la cadena que era el
anillo de boda de su madre y se lo subió al príncipe, y cuando
Daniel abrió la puerta le dijo: que pasara que como era más tarde
de lo habitual se iba a tomar el caldo y ya bajaba el bol. Alba le
dijo que como quisiera, y entró tapada con su abrigo para que
Daniel no la reconociera. Entonces Daniel estaba tomándose la sopa,
miraba a Alba y le preguntó si lo había hecho el cocinero, Alba le
dijo que si, Daniel le preguntó si no lo habría hecho ella, Alba lo
negó, Daniel le preguntó si se le habían caído unos recuerdos
familiares en sus caldos. Alba ya no podía más y decidió contarle
lo que había sucedido y lo que sentía por el. A Daniel al principio
le parecía todo un poco raro pero el también sentía lo mismo por
Alba por lo que decidió anunciar su compromiso con ella, al mes
siguiente se casaron y tuvieron un hijo y una hija preciosos.
ADAPTACIÓN:
Esta
adaptado para niños de entre 5 y 9 años
Para
la adaptación he cambiado la expresión y el vocabulario para que
sea más apropiado para su edad.
He
quitado el incesto y he puesto una madre con la que la hija no es del
todo feliz y por eso se va de casa y tiene que buscarse la vida.
También
he puesto nombres a los personajes más destacados.
Bien.
ResponderEliminarEl motivo que usas para la huida es egoísta para con el padre y para con Claudia; en un cuento folclórico, esa actitud merece un castigo, no un premio. Que la mayoría de los cuentos folclóricos no tengan moraleja -como mucha gente cree-, no quiere decir que sean amorales. Siguen una lógica básica: una acción positiva se merece un premio; una acción negativa se merece un castigo.
Por otra parte, piensa en que es una adaptación para peques: les presentas a la princesa con su perrito y a una especie de Mary Poppins encantadora y luego les dices que la chica prefiere irse de casa antes de permitir que su padre y esa joya sean felices. Realmente me parece que no lo van a entender.